Dislipidemia | 2023-04-19 21:20:00
El ejercicio es uno de los pilares en la promoción y prevención de la salud; su periodicidad y regularidad genera múltiples cambios en los diversos sistemas del ser humano, lo que se traduce en numerosos beneficios en la salud física, emocional y mental del individuo, durante el curso de la vida (1).
Desde el punto de vista metabólico, la práctica crónica del ejercicio induce una serie de adaptaciones celulares y orgánicas que modifican la forma en que el cuerpo humano metaboliza todos los macronutrientes, incluidos los lípidos (2) .
Diversos estudios han evidenciado que el ejercicio aeróbico regular puede aumentar el colesterol HDL (colesterol "bueno") y reducir los niveles de triglicéridos y colesterol LDL (colesterol "malo"). Además, el ejercicio también puede mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir la inflamación, reducir o mantener el peso corporal lo que puede contribuir a la mejora de los niveles de lípidos en sangre, así como a controlar otros factores de riesgo que pueden presentar de forma adicional los pacientes con dislipidemia (2).
Se recomienda, que las personas con dislipidemia realicen al menos 150 minutos de actividad física aeróbica realizada a intensidad moderada (caminata, trote suave, ciclismo, natación, etc. hasta alcanzar el 65-70 por ciento de la frecuencia cardiaca máxima para la edad) cada semana o 30-60 minutos de actividad física, la mayoría de los días de la semana (3). Además, el entrenamiento de resistencia puede ser beneficioso para mejorar la composición corporal y la tolerancia a la glucosa en personas con dislipidemia; ejemplos de ejercicios de resistencia son los ejercicios con bandas y/o pesas realizadas por repeticiones.
Teniendo en cuenta que muchos de los pacientes con dislipidemia presentan comorbilidades, como HTA o enfermedad cardiovascular isquémica sintomática. La recomendación debe ser individualizada y acordada con su médico a través de la consulta. Es importante destacar que el ejercicio físico debe ser combinado con una alimentación saludable y otras medidas de estilo de vida para lograr una mejora completa en los niveles de lípidos en sangre y reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Referencias:
1. Ramírez AAÁ. EJERCICIO Y DISLIPIDEMIAS.
2. Ramírez-Vélez R, Silva-Grigoletto MED. Evidencia actual de intervenciones con ejercicio físico en factores de riesgo cardiovascular.
3. Mach F, Baigent C, Catapano AL, Koskinas KC, Casula M, Badimon L, et al. 2019 ESC/EAS Guidelines for the management of dyslipidaemias: lipid modification to reduce cardiovascular risk. European Heart Journal. 1 de enero de 2020;41(1):111-88.