Salud Masculina | 2022-07-27 15:01:58
La disfunción eréctil (DE) podría ser un signo temprano de disfunción endotelial y, por lo tanto, de enfermedad cardiovascular, patología con la que comparte muchos factores de riesgo. Entre los factores de riesgo reversibles, la inactividad física es uno de los más importantes. El ejercicio físico habitual ha demostrado que mejora la función eréctil a través de diferentes mecanismos que involucran el metabolismo de glucosa y lípidos, regulación de la presión arterial, producción de óxido nítrico y modulación hormonal. Además, el ejercicio muestra un efecto sinérgico con los fármacos comúnmente utilizados en el tratamiento de la disfunción eréctil.
Aunque la terapia farmacológica es el tratamiento de primera línea para la disfunción eréctil, el papel de las intervenciones en el estilo de vida para reducir la carga de la disfunción eréctil es cada vez más reconocido.
La actividad física puede mejorar la función sexual y cardiovascular, diversos estudios han demostrado que el aumento de la actividad física se asocia con una mejora significativa de la función eréctil, aumentando aún mas su efecto cuando es combinada con la farmacoterapia.
En cuanto al tipo de actividad física, el ejercicio aerobico de intensidad moderada a alta mostró la mayor eficacia, especialmente en pacientes con factores de riesgo cardiovasculares. Éste beneficio es dosis dependiente, es decir a mayor intensidad y frecuencia del ejercicio, menor es el riesgo de disfunción eréctil.
Dado que muchos de las personas que presentan DE presentan adicionalmente enfermedades cardiovasculares, se debe evaluar el riesgo cardiovascular total y la existencia de alguna contraindicación para la prescripción de la actividad física como tratamiento de ésta.
Generalmente, se recomienda el entrenamiento aeróbico con un gasto energético de al menos 800-1.200 Kcal a la semana, los cuales corresponden a actividad física aeróbica de intensidad moderada durante 150 minutos a la semana o de alta intensidad durante 75 minutos a la semana, divididos en 2-3 sesiones. Ambos protocolos han demostrado un impacto positivo en la presión arterial, perfil lipídico, marcadores inflamatorios y sensibilidad a la insulina, sin embargo algunos estudios recientes destinados a evaluar la calidad y cantidad de actividad física necesaria para lograr mejoría específicamente de la función eréctil, mostró que 40 minutos de actividad física aeróbica de moderada intensidad cuatro veces por semana (160 minutos por semana) durante 6 meses son eficaces, los ejercicios de resistencia pueden ser adicionados para optimizar el entrenamiento.
Bibliografía
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